Las muelas del juicio son las cuatro últimas piezas dentales definitivas en emerger, a partir de los 17 años aproximadamente. Conocidas también como terceros molares o cordales, la mayoría de las personas tienen todas o algunas de estas piezas. Sin embargo, hay otras a las que nunca les llegan a crecer. De la misma manera, popularmente se asocia el desarrollo de las muelas del juicio a la presencia de molestias y de diversas complicaciones bucodentales. No obstante, no siempre tiene por qué ser así.
El origen de los terceros molares se encuentra en nuestros antepasados, cuando se requería una mandíbula más desarrollada para poder masticar los alimentos. De esta manera, la boca contaba con más espacio para que estas piezas pudieran emerger. Sin embargo, con la evolución de la especie humana y el cambio en la dieta, la mandíbula tendió a hacerse más pequeña. Actualmente, las muelas del juicio no cumplen una misión esencial en la boca, por lo que, en caso de que el o la paciente presente complicaciones, dolor o molestias, podemos realizar una cirugía para extraerlas.
Si las muelas del juicio emergen y se desarrollan correctamente, es posible no sufrir ningún tipo de molestia. Sin embargo, en muchos casos, la sintomatología asociada a su crecimiento pasa por el dolor, la infección y la inflamación.
Esta situación normalmente se produce cuando los cordales no crecen de forma vertical, sino que lo hacen inclinados o torcidos. En otros casos, también pueden emerger parcialmente, porque no tienen espacio suficiente para hacerlo, conociéndose como piezas incluidas o retenidas.
La complicación más frecuente asociada a las muelas del juicio es el dolor agudo y persistente en la zona de erupción. Estas molestias son cíclicas y se producen durante los periodos en los que la pieza se desarrolla. Asimismo, esta situación puede provocar cefaleas, problemas en los oídos, molestias en las mejillas, inflamación, etc. El crecimiento inadecuado y la falta de espacio, además, pueden originar el apiñamiento de los dientes adyacentes y, en casos graves, el movimiento del resto de los dientes de la boca.
Por otra parte, cuando los cordales ejercen presión, es frecuente que se produzca la inflamación de las encías. Además, en caso de que estas piezas no emerjan del todo, los restos de placa bacteriana pueden acumularse en el saco eruptivo de la pieza, provocando una infección conocida como pericoronaritis. Si no es tratada a tiempo, puede llegar a afectar al hueso e incluso propagarse a otras zonas del rostro.
La zona donde se encuentran las muelas del juicio es difícil de limpiar, por lo que en muchos casos pueden aparecer caries. En otros, las caries pueden desarrollarse en las raíces de los dientes adyacentes. Los tumores y los quistes también son problemas relativamente frecuentes cuando las piezas se enquistan y no emergen correctamente.
En todos estos casos, después de una evaluación exhaustiva de la boca del paciente, podemos recomendar la extracción de estas piezas. Como normal general, si los terceros molares están sanos, han crecido por completo, tienen la posición adecuada, no afectan a la mordida, no provocan dolor y molestias y se pueden limpiar correctamente, no tiene por qué ser extraídos.
Si te están saliendo, o ya te han salido, las muelas del juicio y sientes molestias, en el Institut Dental Pere Claver podemos ayudarte. En nuestro centro, contamos con el servicio de cirugía maxilofacial, encargado del diagnóstico y tratamiento quirúrgico de cualquier problema relacionado con la estructura oral y facial.
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